Ilustración que realice para un proyecto infantil de Blasón Studio.
Vilker en Isca Yacu
por María Cecilia Luna Blanco
En la Cordillera cerca de Catamarca, vivía un pequeño dragón junto
a sus padres. Un día el dragón comenzó a volar… Voló y voló, y se alejó de su casa. Pasado un tiempo, decidió descansar y bajó en una zona desconocida para él. Miró a todos lados y nada le era familiar, no había montañas nevadas, sólo algunos árboles en el horizonte.
Estaba anocheciendo, entonces se apresuró a buscar comida. Cuando terminó de cenar ya no había luz del sol, y el pequeño dragón comenzó a sentir miedo, extrañaba a su familia, su casa y no quería dormir en ese lugar desconocido.
De repente sintió una risita que venía de la hierba. Miró hacia abajo y encontró a una oruga que estaba muy entretenida, leyendo un libro.
–Hola –dijo tímidamente el dragón.
–Hola, soy Guga, ¿Cómo te llamas? Estoy sorprendida, nunca he visto un dragón en Isca Yacu.
–Soy Vilker, vivo en las montañas con mi familia. Hoy salí
a volar solo y me perdí. Ahora no sé cómo llegar a mi casa, en la Cordillera.
–Las montañas están muy lejos de aquí, deberás dormir acá.
–Tengo mucho miedo, extraño mi hogar, no puedo dormir.
Guga lo miró desconcertado, “los dragones nunca tienen miedo” pensó. Vio el color de sus escamas y notó que era un bebé. Entonces se le ocurrió una idea para calmarlo:
–Vilker, siéntate cerca de mí, voy a leerte una historia de mi libro, de esa forma podrás dormir con tranquilidad.
El dragón lo miró desconfiado, pero lentamente ocupó un lugar frente a la oruga y comenzó a escuchar una maravillosa historia:
–Había una vez –comenzó Guga –una noche luminosa y mágica en Isca Yacu. Por primera vez, las estrellas bajaron a bailar…
En ese momento, miles de luciérnagas aparecieron y rodearon jugando al pequeño dragón, y Guga continuó la historia:
–Los coyuyos cantaron suavemente para acompañar a las luciérnagas y la Luna brilló como nunca antes para que ningún niño tenga miedo al dormir.
Guga cerró el libro al terminar la historia, pues el pequeño Vilker había conciliado el sueño.
Autor de Ilustraciones: Arghoost Toons - Andrés Rodríguez